Andrea Bonilla es psicóloga y psicoterapeuta licenciada por la Universidad de Lima. Ha realizado una formación en terapia dialéctica conductual, además de diversos estudios centrados en la terapia de aceptación y compromiso. Actualmente se dedica a ser psicóloga clínica tiempo completo, brindando terapia individual a adultos. En esta ocasión, analiza el impacto de la pandemia en la salud mental y brinda recomendaciones para reducir dichos efectos.
1. ¿Se puede evitar verse afectado psicológicamente por la pandemia?
Aquí hay dos puntos importantes. Cuando hablamos de impacto emocional, también es importante entender que las emociones que sentimos, por más que sean desagradables, son funcionales. Es decir, el hecho de sentir miedo, en cierta medida, durante la pandemia, ha sido funcional también porque el miedo es esta emoción que nos permite decir “ok, hay una situación que puede ser peligrosa. Entonces, ¿qué voy a hacer para protegerme?”. En este contexto, la emoción nos ha permitido mantener el distanciamiento, utilizar el alcohol en gel, utilizar mascarilla. Todas nuestras emociones son funcionales y son totalmente válidas y naturales en el ser humano.
Sin embargo, es importante notar cuándo esta emoción empieza a intervenir de una manera en la que ya no nos permite desarrollarnos, en la que quizás es de una intensidad muy alta que no nos permite estudiar, no nos permite trabajar. Si yo empiezo a notar que me está costando mucho manejarlo, debo pedir ayuda.
2. ¿Cómo puede reconocer un estudiante que su salud mental está siendo afectada? ¿Hay algunas alarmas rojas?
Imaginemos que tenemos un termómetro emocional de cero al diez. Yo puedo sentir una tristeza que está en cinco o que está en seis. ¿Qué pasa cuando empiezo a sentirla mucho más intensa? Por ejemplo, cuando está en nueve, siento que me presiona el pecho, siento quizás que me cuesta respirar, siento sudoración. Si sucede una vez, o si sucede más de una vez, cuando ya me cuesta manejar esta emoción en un punto en el que ya interfiere con mis objetivos, debo pedir ayuda.
También aquí es importante reconocer lo que sucede en mi cuerpo porque las emociones se traducen en él. Por ejemplo, reconocer si tengo un insomnio constante, si se me han ido las ganas de comer, si considero que durante muchos días tengo una desmotivación sobre cosas que antes sí me hacían mover. Estas son algunas alertas que uno puede ir mirando y decir “ok, quizás ahora puede ser un buen momento para pedir ayuda”.
3. ¿Qué debe hacer el estudiante frente a una crisis por ansiedad, depresión o estrés?
A nivel general, puedo dar algunas ideas, pero siempre recomiendo que, si estamos ya considerando que estamos entrando en una crisis, es mejor buscar la ayuda de un profesional que pueda ayudarnos y acompañarnos en el proceso porque es justamente eso: un proceso.
Algo que yo utilizo mucho con mis pacientes cuando alguien entra en una crisis de ansiedad es, primero, conectar un poco con nuestras sensaciones corporales. Lo primero que yo busco que podamos hacer es respirar profundamente, inhalando y exhalando por la boca, y empezar a conectar con nuestras sensaciones corporales.
Algunas de las preguntas que suelo hacerles a mis pacientes son las siguientes: ¿qué tan consciente eres de cuál es la temperatura de tus pies?, ¿tengo algún dolor?, ¿cómo siento mis piernas?, ¿es dura la silla donde estoy? De esta manera, uno va conectando con sus sentidos, y los sentidos siempre están en el presente, por lo que se dejan de lado las preocupaciones por el futuro.
4. ¿Cómo actuar si alguien cercano nos expresa que su salud mental está siendo afectada?
En un primer momento, validar mucho la emoción que la otra persona está sintiendo. Es decir, si alguien me dice “siento mucho miedo por lo que va a suceder en esta pandemia”, la idea es validar ese miedo en el sentido de decir “te entiendo, sé que es difícil, me imagino que es difícil lo que estás sintiendo ahora”. Se necesita tener esta aproximación a la otra persona, en lugar de decir “no, pero no hay nada de qué tener miedo, no te asustes, no te deberías sentir así”.
Si notamos que realmente está pasando por un momento difícil, decirle “ok, mira, yo te puedo ayudar a encontrar una persona, a un profesional que pueda acompañarte en este momento”. Pero tratar de, digamos, no de convencer a la otra persona de que acuda a un profesional, pero sí de explicarle cuáles pueden ser los beneficios de hacerlo, en qué realmente puede ayudarle un profesional de la salud mental en ese momento y también, de alguna manera, normalizar el hecho de que todos como seres humanos tenemos momentos en los que a veces vamos a requerir la ayuda de una persona más para atravesar un momento difícil.
5. ¿Algunas alternativas saludables que recomiendes a los universitarios para mejorar su salud mental?
Algo que recomiendo es el tema de la actividad física. En mi caso, por ejemplo, durante la pandemia acoplé el ejercicio dentro de mi casa. Empezar a, también, no alejarnos de nuestra red de soporte, de nuestros amigos, de nuestra familia, el tener espacios por zoom. El conectar quizás con el pintar, o quizás continuar o iniciar o algo que antes quedaba pendiente porque no se tenía tiempo.
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