Durante la pandemia por COVID-19 se tuvo que alterar la interacción y manera de convivir entre las personas, eso implicó una alteración en nuestras vidas. En ese sentido, los jóvenes universitarios atravesaron diversos cambios, pues sus vidas universitarias se traspasaron a una pantalla, trayendo como consecuencia la perjudicación de su salud mental.
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Un estudio realizado antes de la pandemia, a cargo del Ministerio de Educación, reveló que un 85% de la comunidad educativa presentaba problemas de salud mental, y los casos más recurrentes eran la ansiedad (82%), el estrés (79 %) y la violencia (52%). Incluso, previo a ello, el ex-rector de la UNMSM, Orestes Cachay, declaró que la población universitaria de dicha institución superior tendría hasta más de 30% de sus estudiantes con algún tipo de afectación mental por presión académica.
Teniendo en cuenta esta información es alarmante las cifras de personas afectadas en su salud mental. El director en Salud Mental del Ministerio de Salud, Yuri Cutipé menciona que los universitarios están sobrecargados de actividades académicas y extracurriculares, y son grupos vulnerables si hablamos de la afectación en la salud mental.
Sin embargo por ello la importancia de poder contar con un ambiente comprensivo, como la familia, la escuela, y la Universidad, los cuales tienen un rol primordial para establecer redes de apoyo para disminuir los impactos en la salud mental de los universitarios y los escolares.
Tenemos que entender que la población universitaria se encuentra bajo constante estrés académico en largos períodos como los ciclos universitarios, y puede producir trastornos depresivos, de ansiedad y un alza en el consumo de alcohol como placebo.